lunes, 5 de noviembre de 2007

Re-flex-iones (siete)

Se regalan obstáculos para todas las edades.

La calle del mar.

No quiero molestar, y menos agradar.

Mi parchís se hizo chis y se partió en mil pedazos de pocos meses.

Si no hay nada que hacer, por qué ese persistente miedo a perder, perder qué?

Se citaron el día de reyes y se regalaron abonos para la piscina municipal.

El sur de la utopía estaba helado de tutti frutti.

En una ocasión me presentaron a un ciprés y no me dio mi nombre.

La manzana de las cosas.

Este idiota de dosmilsiete me temo que va a ser más impár que el pasado año.

Hay veces que se convierten en algunas.

La verdad cotidiana, mentira con redes.

Pienso y lo comparto con mi perro.

Las últimas noches se repartían.
Hielo y whisky jugaban al ajedrez.

Mi corazón se iba por el desagüe.

Con un poema es suficiente.

Me encuentro acompañado cuando estoy solo. Además, parece que estoy solo.

Rayos.
Truenos.
Uva.

Busca conceptos.
Galimatías.
Roma.

Compré un GPS y me salió un WRT.

Cuando llegue, pronto te quitaré el polvo.

Fui a Yakarta y no encontré remite.

Atrapo tristezas al vuelo.
Furtivos rumores.
Guisantes de oferta.

Me acerco al pez que más calienta.
Obstinación en la meta.

Adoro coleccionar cosas inservibles,
Es de una utilidad!

Hoy no he escrito nada.

Nevaban peonzas.

Comí una ración de migas que pegaban bien.

Vi un spiderman de pecho.
Techo.

Silbé a una chica en la calle.
En casa me susurró Carmen de Bizet.

Puse un punto.
No era el principio.
No era el final.
No eras tú.

Aveces acierto y me incomoda.
Cómoda.

El despertador se despestó solo.
Champú vespertino.

Me miré las manos y estaban allí.

Se sospechó que era sospechoso.

El dolor de corazón estaba en el dedo.

Voy tapando huecos para abrir boquetes.

Vi columpiarse al jazmín y reía las gracias del cemento.

A las tres, los pájaros cantaban a duo.

Se sorteban pensamientos vanales con resultados nulos.

Horóscopo con tinieblas.

El mundo me permitió pernoctar.

El steel-guitar de aquella balada me hizo llorar lágrimas de limón.

La luna me enseñó las bragas.

Merendaban embutido.
Aquella película en blanco y negro.

La mañana del domingo volaba a la estación cocheras.

La pista se llenó de señales.
Como mucho, soy mediocre.
Dudo hasta de la prima de la duda.

La empresa era tan seria que no se permitía el lujo de bromear.

Te estaño tanto!
Tu pelo.
Tu tristeza.
Una taza de cola-cao.
Mi abanico.

Preso de la soledad.
Agua destilada.
Prados grisáceos de cielo raso.
Orquídea para desayunar.

Van Gogh y Litz saltaban a la cuerda.
A la cuerda le repitía el chorizo.

La salida y la meta se disputaban el protagonismo.
Río por no sal.
Cerdos en la playa.

El banco me dijo demora y le repliqué dementa.

No hay comentarios: