domingo, 11 de noviembre de 2007

Re-flex-iones (catorce)

Ahora ya sé que con un poco de ejercicio puedo enfermar.

El mimbre.
Los ojos.
Cigarrillo inútil.
Las primeras impresiones.
Impresionaron decisiones.

Mira de uranio con chimenea.
Sal gorda de aquí.
Enfasis de paladares.

Abanico con pedales.
Terrestre serás tú!

El director de las obra era arquitecto.

Jardín con salida de emergencia.

El conservadurismo del espejo retrovisor.
Pimienta sin sal.

Aguas fecales con denominación de origen.

El ocaso pasaba sin pena ni caso.

Cuando entro en azul, me lleno de tristeza.

Muerte con Buñuel.
Miedo a la espalda.

Re-flex-iones (13)

Me compré un bocata de sinceridad.

Faltaba un cromo para ser dos.

La otra orilla ya era otra.

Test discípulos.
El pan nuestro no era suyo.
Sumido de montaña.

Dame un márgen de error y me equivocaré.
Castillo de Austria.

En el yunque del olvido.
Tarde de lluvia.
Camión de reparto.

El diente de Pedro Navaja era da Ajo, Cantabria.

Cuando entré en el papel me sentí más higiénico.

Un lot no llegaba a loto.

Me cuesta vivir y me acuesta morir.

La luna de tu vientre.
Lunes, víspera de marte.

Se estrujaron a reproches.

Víbora.
Alambre sin costuras.

Un enero comí lentejas.
Sudo marmota.

Se regalaron sobres sin remite.

A los cineastas no les gustaban los toros.

Las goteras no son la barca.

. . . y las bocas se abrieron para comerse las nubes.

Campo minado.
Tuétano sordo.
Convite de burbujas.

El elefante olvidaba de memoria.

Le venció el peso.

La uña y la cebolla visitaban al mismo psicólogo.

El perfil de la vainilla.
Agujeros en el espacio.
Ya no estoy.

El seco sudor del hambre.

El agua bebía del manantial.
Se hartaba de sed.

Se adelanta la primavera.
Retrasa el invierno.
Otoño y verano jugaban al dominó.

Nadie tuvo gripe y no pudo asistir a la fiesta.

Lago ritmos de triseza.
Acordes con anorexia.

Una cola de fármacos escogía enfermos.
El estómago de los débiles.
Ya intuía aquellos campos de primavera.

Ex
tinto
eres.

Las escaleras metálicas eran eléctricas.
La vida repartía flyers.
Estrellas sin hotel pero con lejía.

No me acuerdo cómo pasé aquella primera noche.

Vuelven a mí los recuerdos como palomarrota.

Todo era vago pero confso excepto en aquella bola de cristal que anunciaba pleamar en la sección de perecederos.